La extraña sorpresa
Había una vez una viejecita que todas las noches tenía visita. Y siempre ofrecía, sin mucho copete, a su buen amigo un cuidado banquete. Los dos disfrutaban de la compañía. El búho ululaba y el gato dormía.
Pero aquella noche, a la hora acordada, llegó el visitante y… ¡no encontró nada! La vela apagada, la rueca vacía y en la mecedora nadie se mecía. Ni el búho ululaba, ni el gato dormía.
De pronto…
[...]los sobresaltos afloran en la noche oscura y solitaria que invita a observar cada uno de los múltiples detalles hilarantes que esconde cada escena. Una apuesta segura para contar en voz alta y provocar, a partes iguales, "terror" y muchas sonrisas.